martes, 30 de junio de 2015

EDA: Prólogo

Queridos Lectores!
¿Cómo están?, espero que muy bien. Desde la semana pasada corregí los capítulos que voy a subir de la novela, pero por trabajos, tareas y de más ya no subí nada. Espero en este mes poder ponerme al corriente con ustedes. Para no hacer más largo esto les dejo el prologo, dejen sus comentarios! :D
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Justo en este momento inicio una nueva etapa. La gente dice que los cambios son buenos, no lo niego; pero hay algunos que no son planeados y son tan impactantes que no sabes que hacer. Como este, por ejemplo.

Es necesario aprender a cerrar ciclos, esta vez he sido obligada a hacerlo. Sé que a partir de ahora las cosas no serán como antes. Sin darme cuenta he crecido y sé, que varias personas pueden ir y venir en la vida; también sé que no puedo dedicarme completamente a alguien, al menos, no debo hacerlo otra vez. Para dar hay que hacerlo poco a poco.

Me han roto el corazón, otra vez. Que ironía, él está feliz latiendo mientras que la tristeza entra por mi mente y se cuela por mi alma incluso, puedo sentir dolor físico. Tengo que aceptar cuando las cosas llegan a su fin, ya que hasta ahora nada ha demostrado ser eterno. 

Pero duele... duele demasiado. Me siento sola, vacía como mi departamento en este instante. Me pregunto si volverá a pasar, ¿Cuándo?, ¿cómo?, ¿dónde?... Estoy segura de que sucederá, supongo que es inevitable... Enamorarse y perder al ser amado.

Recorro este lugar por última vez. Subo las estrechas escaleras tocando el viejo barandal de madera disfrutando de una sensación que no sé como interpretar. Inconcientemente llegó al pequeño estudio, aquella habitación que juntos habíamos decorado. Al fondo se alzaba hermosamente, un paisaje que pinté por nuestro segundo aniversario.

El tapiz mostraba que, anteriormente sobre él hubo cientos de fotografías de distintos tamaños; que ahora reposaban en el interior de una caja. Esta se encontraba en medio del salón. Me agache para levantarla  y parecía pesar toneladas por los recuerdos. Con ella entre mis brazos caminé por el que había sido mi hogar. Sentí ganas de llorar y al mismo tiempo de reprimir el llanto pero algunas lágrimas rebeldes se escaparon de mis ojos.
Escuchaba el eco de nuestras voces y las risas. La casa parecía estar hecha de recuerdos, de sensaciones, de esa felicidad de tanto años y que ahora no era más que niebla.

Noté a lo lejos que mi mejor amiga me llamaba. Respiré profundamente y me dirigí a la salida sin mirar atrás. Tomé firmemente el picaporte y abrí la puerta. Saqué del bolsillo de mi chaqueta la llave de la entrada principal  y cerré.

Inmediatamente Chris me abrazó, sabía lo que necesitaba; no por nada somos como hermanas. Me preguntó si me encontraba bien y asentí. Tomó la caja y la metió en la parte trasera de su coche. Caminé hacia el vehículo sentándome en el lugar del copiloto y me puse el cinturón de seguridad. Le dí, en definitiva, la última mirada al edificio que tenía un gran letrero de "se vende". Ya era tiempo de dejar todo atrás...